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Por: Licda. Yesenia Marchena R.
Artículo de Opinión
Existe en muchos de nosotros la convicción de que la
educación es el mecanismo para lograr un mejor futuro para nuestro país y sus
habitantes. Sin duda, la educación tiene un papel importante, pero no es
el único factor de cambio; no puede emprender sola las grandes transformaciones
sociales que se necesitan.Esto lleva a preguntarse ¿Qué es lo que un estudiante
debe aprender para que pueda desempeñarse exitosamente en la sociedad en que
vivirá, y pueda aportar al desarrollo del país e incluso de la humanidad? Hoy
en día existe consenso en el mundo sobre la importancia de
una Educación Sexual para nuestros.Hijos. Sin embargo en el caso de
Panamá El panorama social nos presenta un escenario que debe ser
considerado para elaborar las políticas públicas:
•
Datos proporcionados por la Controlaría General de la República nos permiten estimar
que más del 75% de los niños y niñas que nacen anualmente en Panamá, lo hacen
fuera de una unión estable;
•
Una de cada cinco embarazadas es una adolescente. El 70% de los padres de esas
criaturas es mayor de 20 años;
•
El sida es la tercera causa de muerte de jóvenes de 15 a 24 años de edad;
En
Panamá, la cifra de embarazos en la adolescencia entre las edades de 10 y 19
años ha ido en aumento. Según cifras del Ministerio de Salud (MINSA), hasta
abril del 2014, había 4,078 niñas embarazadas en el país, incluyendo las
comarcas.
En
mayo, la estadística creció a 4,425 casos; un promedio de once casos nuevos al
día. Los alarmantes números con relación al total de las 13,993 mujeres
embarazadas que ingresaron a control prenatal de enero a mayo, y la cantidad de
niñas y adolescentes entre las edades de 10 y 19 años en estado de gestación,
nos obligan a actuar. La proporción es de 31.6%; la más alta comparada con
2011,2012 Y 2013. Resulta todavía más dramático, el hecho de que el 79.5% de
las madres adolescentes no asisten a la escuela (Censo 2010).
La situación de mortalidad vinculada a los
problemas de salud sexual y salud reproductiva de las mujeres indígenas, está
proporcionalmente relacionada con su condición de pauperización.
Por otro lado, está comprobado que las
personas que reciben educación integral en sexualidad, desde temprana edad,
posponen el inicio de sus relaciones sexuales, así como que las mujeres con
mayor escolaridad gozan de mejor salud y oportunidades, tanto ellas como sus hijas
e hijos. Por el contrario, la falta de formación genera un círculo vicioso de
exclusión educativa y socioeconómica, de miles de niñas y jóvenes que ven
truncado su proyecto de vida, junto a un irreparable deterioro de la salud de
nuestra población y el peligro de que se consolide la violencia sexual.
No obstante, la discusión no parece acabarse por ahora. Se trata de la
educación sexual de los niños que es uno de los temas socialmente más sensibles
que existen en Panamá, sin embargo, lo que por ahora se deja ver claramente
es que no parecemos estar listos del todo para compartir con aquellos que son
distintos a nosotros y que están muchos desafíos por resolver antes de diseñar
una educación realmente inclusiva en cuestiones de género en el país.
Vídeo sobre el tema: analicemos las opiniones.
Opinión en contra de la ley en Panamá...
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