“Mal de
no terminar en Panamá”
Por: Licda. Yesenia Marchena R
Panamá
fue incluido en la lista de los 25 países en el mundo con mayor incidencia de violencia letal contra
mujeres y niñas. Según informo; LA PRENSA/Roy Hernández año 2015.
El
documento, denominado “Carga Global de la Violencia Armada 2015”, fue elaborado
por la Secretaría de la Declaración de Ginebra y publicado en mayo pasado por
la editorial Cambridge University Press.
En el
capítulo en el que se analizan los casos específicos, por homicidio de mujeres,
Panamá ocupa la posición 19, con una incidencia de 4 feminicidios por cada 100
mil mujeres. Las primeras posiciones son ocupadas por El Salvador, Honduras y
Sudáfrica.
El
informe también destaca que, entre 2007 y 2012, un promedio anual de 60 mil
mujeres en el mundo fue víctima de homicidio, lo que representa el 16% de los
homicidios intencionales, con 377 mil casos. Es decir, en cinco años a 360 mil
mujeres se les arrebató su vida.
El
objetivo del informe es medir los avances en cuanto a los niveles de violencia
e inseguridad para desarrollar e incorporar una meta de paz en la nueva agenda
para el desarrollo.
De acuerdo con estadísticas del Observatorio Panameño contra la
Violencia de Género, en el quinquenio 2009–2014 se produjeron 357 muertes
violentas de mujeres.
Delgado detalló que Herrera, Bocas del Toro, Panamá y Colón son las
provincias con mayor riesgo para las mujeres.
Este indicador, de acuerdo
con las autoridades, tiene un vínculo directo con los patrones culturales
machistas y de subordinación de las féminas. Esto, a pesar de que, desde 2013, se cuenta con la Ley 82 que
tipifica el feminicidio y la violencia contra la mujer.
Opinado desde
el Punto de Vista
Vemos una cultura robotizada, ampliamente
extendida después de la dictadura militar, que nos lleva sistemáticamente a anteponer "lo nuestro": nuestras
ideas, nuestras tradiciones… y, muy particularmente, nuestro beneficio material, sin tomar en consideración
las consecuencias, que para los demás –y a la larga para nosotros mismos-
pueden repercutir en nuestras acciones. Y ello se traduce en comportamientos
agresivos, en violencia de uno u otro tipo (étnicas, culturales, de género...)
y pérdidas absurdas de los
valores, que nos deberían seguir inculcando
desde nuestros Hogares y no dejarlo solo, a las escuelas, las instituciones y gobiernos
de turnos.
Yo lo llamo
“La Frace de Robotizacion clientilista: sociedad con patrones sin identidad, sin
habilidad de auto-analisis y toma de decisiones; simplemente su fin es de obedecer
.
Veamos el Papel que jugaba la familia en el pasado:
La
autoridad paterna jugaba un papel importante en la familia, él era quien
dictaba las normas del comportamiento en la casa, muy apegado a las
tradiciones.
Era muy humilde y muy unida, pero sobre todo se le daba gran
respeto a su padre, madre, había un patriarcado. El respeto hacia la autoridad
familiar se imponía, al padre, a la madre, a los mayores. Cierta formalidad en
las formas de conducirse con los mayores. Las reglas de convivencia se
daban no tanto democráticamente, se justificaba la experiencia de la edad del
padre, y de las personas mayores. El lugar del padre como autoridad era visible
en la cabecera de la mesa, en sus pláticas, en sus lecciones. Las reuniones de
lecciones eran principalmente en los eventos familiares de la comida, desayuno
o almuerzo y la cena. Para ciertas clases sociales, porque a otros los trabajos
determinaban el tiempo de convivencia familiar. Las reglas que se imponían
delimitaban los márgenes de acción y orientaban la representación de lo que
debería ser la “familia”. Muy difícilmente se cuestionaba la autoridad del
padre en la familia.
Más
arraigadas y en las casas se imponían reglas que hacían que todo fuera más
bonito, porque todos comíamos juntos, la hora de llegada era más temprano y los
jóvenes no andaban por ahí de locos como ahora.
Volviendo a la realidad podemos preguntar y decir ¿Entonces que nos pasó?
Pues sencillamente
que las autoridades de turnos se volvieron cada vez más corruptas, en la Mayoría de los hogares se dejo de tener autoridad hacia los hijos, por no
implementar orden y valores, creando poco a poco patrones de
machismo y violencias no solo a la mujer; sino también la falta de intolerancia
hacia cualquier sector vulnerable (étnico, genero, discapacidad, color de
piel, otros) todo eso suma a una cultura sin valores, que vemos día a día, no
tener remedio alguno. Si los gobiernos
de turno, no impulsan, en invertir en programas de valores en las escuelas,
colegios, o promover leyes que refuercen los valores de la familia; veremos los panameños, cada año aumentar las cifras de
violencia de todo tipo,por la irresponsabilidad primero; de los padres a sus hijos y segundo de las autoridades que no implementan medidas en contra de los actos de feminicidio o violencia.
yesenia Marchena R
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Agradecemos a nuestros lectores, por los mensajes privados y recomendaciones en nuestros artículos.
Termino con una reflexión de la situación de la mujer en Panamá,
próximo artículo MES de diciembre 2016.
https://youtu.be/q8WfE5EbvlU
próximo artículo MES de diciembre 2016.